Un cuarto estrecho no es vida, dicen algunos, pero es la vida de muchos.
Un pequeño pedazo de vida, compartido muchas veces, que obliga a ver la vida en pedazos pequeños de eso que se llama rutina diaria.
Las compras son caras, pero pocas: jabon pequeño, una pasta diminuta, un poco de jamòn, y tan solo una cuantas tortillas.
La vida se hace pedacitos y uno tambièn. Se vive en pedazos de lo que deberìa ser.
Pequeñas porciones, no de una vida elegante, sino de una vida en miseria. Estos son nuestros días.