martes, 22 de julio de 2008

Con la cabeza agripada


Los días pasan más lentos, y la frialdad que genera un mini split arriba de mi nuca provoca entumecimiento de mi piel, de mi sangre, de mis neuronas.
Lo cotidiano pretende adueñarse de mis sueños y fantasias.
Un te de sabro amargo, que ni la miel mejora me impide disfrutar de la TV, un lagrimeo constante me impide disfrutar de un libro, la nariz rota me impide todo contacto social.
Me recluyo en mi ser interno, busco mi grillo interior y no lo encuentro.
Estoy solo con mi inmundicia griperil.
El trabajo agota más, mucho más. Pero la vida sigue.
Tengo la cabeza agripada y aun no se quien soy.