lunes, 10 de agosto de 2009

Aúllidos sin sentido

 

Qué caso tiene surcar los senderos de cada día si al final no existe razón alguna para desandarlos, así sea con rumbos diferentes.

Qué caso tiene sortear discusiones y disputas por cualquier razón u objeto si al obtener el triunfo no hay persona con quien disfrutarlo.

Para qué mantener una actividad desenfrenada por conseguir éxitos que de diluyen lentamente por las noches despejadas, ante un lluvia de melancolía y soledad.

No existe razón para soltar gritos de madrugada si no se llama a nadie. 

Nuestro lamento se confunde con otros aullidos surgidos de calles cercanas. Hombres-perros que deambulan sin sentido gruñendo y peleando por razones que no entienden ni se detienen a comprender.

Son gritos sin sentido que damos ante una humanidad que nos queda grande, imposible de evadir.  

Son gritos sin sentido, que deseamos aminorar ante la posibilidad de un alma perdida aúlle de la misma forma, junto a nosotros.

Sin compañía, no hay razones para pelear.